Besos robados, medias sonrisas y tímidos "te amo".

Volveremos.

Volveremos a aquella pequeña sala donde nuestros caminos se encontraron. Volveremos a alzar la voz al viento, acompañados de esa dulce melodía nuestra. Volveremos a susurrar por momentos, a rozar nuestros labios en silencio. Volveremos a aquél lugar en el que un día te comencé a amar.

Buscando mi sitio me perdí, y no sé por dónde seguir. Sería buena idea que estuvieras aquí, y no alejándote de mí. 

No hay nadie que me enseñe lo bonito que es sentir. 

Me encuentro sola y perdida, ahogada en la rutina. Sin medias sonrisas, sin caricias matutinas. 

Rodeada de recuerdos que confirman que ya no estás, que te fuiste sin mirar atrás. Que ya no somos más.

Mentiroso compulsivo

Después de todo este tiempo no puedo evitar preguntarme si realmente me quisiste, si realmente eras feliz estando a mi lado, si esas sonrisas robadas eran reales o fingidas, si todas las veces que me miraste a los ojos y me dijiste que me querías mentías o si realmente lo sentías. Dime, ¿alguna vez sentiste algo por mí? ¿O acaso todos los momentos que vivimos juntos forman parte de una gran mentira? Dime si realmente alguna vez sentiste esas mariposas en el estómago o eso que más bien parecieran abejas asesinas. Dime, ¿por qué tantas mentiras? ¿De qué sirve estar con alguien a quién no quieres realmente? ¿Para qué mentir? Di lo que realmente sientes.

Cartas Entrelazadas

Una tarde sin fin, un teléfono, un espejo que no deja de esperar, unos labios sin beso, una pareja sin sexo, una parada de más.

Una historia que no existe todavía, unas cartas recordando nuevos días, un abrazo que no tiene salida, un por qué camuflado en ironía.

No puedo describirte, no puedo si quiera nombrarte. Sólo son líneas que caen sobre el papel intentando dibujarte.

Una parcela de cielo en la tierra, el mundo entero en tu regazo, una puerta por la que siempre pasar, un billete de ida para huir de la rutina, un mirador con vistas al infinito, este insomnio placentero, el olor de la ansiedad sobre mi almohada, una última caricia en mi ciudad callada. [...]

Una pregunta que aún no quiero entender, una respuesta en tu mirada, un mar de aceite que me vuelve a sorprender, cuando en mi vida haces tu entrada. [...]

- Auryn       

Me encanta el olor a lluvia que entra por la ventana a altas horas de la madrugada, porque trae consigo la nostalgia. Me encanta girarme dormida y abrazarme a ti, pero lo odio simultáneamente. Me encanta mirarte y no poder evitar sonreír, pero lo odio porque hace que me sienta idiota. Me encanta pasear junto a ti bajo la lluvia compartiendo paraguas, pero lo odio porque si no te mojas tú, me mojo yo. Me encanta besarte bajo las sábanas una noche de tormenta, porque me recuerda a las películas. 

Odio que me encantes, pero me encanta odiarte.

El amor es ciego

El amor es una gran mierda cubierta de purpulina, y ésta nos causa la famosa ceguera del enamoramiento. Por lo que, cuando nos enamoramos de una persona, no podemos ver su verdadero yo, sólo vemos lo que queremos ver. No conocemos realmente a la persona de la que nos enamoramos hasta que no nos rompe el corazón en mil pedazos. Y ahí nos damos cuenta, en ese momento en el que la ceguera comienza a remitir. Y con un suave soplo, la purpulina desaparece.