Y, si un día desaparezco, no me lo tengas en cuenta

Ni amigos ni enemigos. Ni te veo ni me ves. Ni todo ni nada. Ni juntos ni separados. Ni novios ni amigos. Ni te quiero ni te dejo de querer. 

"Y, si un día desaparezco, no me lo tengas en cuenta"

Preparativos navideños

"-Abuela, ya huele a Navidad. Viene por esa rendija de ahí, ¿lo ves?"

Sacar el árbol y demás adornos navideños. Alistar el árbol, poner el belén, hacer bollos con la abuela, escuchar y cantar villancicos, reuniones familiares; bufandas, guantes y abrigos... Preparativos navideños.

Se acercan las fiestas, y la ausencia de los que ya no están se hace más notable, pesada y dolorosa. 

"El camino que lleva a Belén baja hasta el valle que la nieve cubrió. Los pastorcillos quieren ver a su rey, le traen regalos en su viejo zurrón, ropopopón, ropopompón..."

Tu villancico favorito, ¿te acuerdas? Lo cantabas todo el año, ¿cómo olvidarme de él? La navidad pasada era incapaz de escucharlo, me dolía demasiado, y a día de hoy sigo sin poder hacerlo sin llorar. Las cosas de la vida, que te llevó demasiado pronto, abuelitito. Segunda navidad sin ti. 

Un año, ya ha pasado un año entero.Te echo de menos, lalo. Vuelve a ser Navidad, vuelven las sonrisas perdidas, vuelven los turrones, los mantecados, las panderetas y la zambomba. Los brindis con vino dulce y las copitas de anís. Vuelven los recuerdos, la añoranza y los sitios vacíos en la mesa. 

Un año más que llega a su fin. Despedimos al 2013 y damos la bienvenida al 2014, con grandes sonrisas  y brindando con champán.

Se abre el telón.

Añoro a ese alguien con quien compartir momentos. Momentos a secas, porque no hay ningún momento igual a otro. Las circunstancias cambian, las personas también. Los escenarios y el guión.. Los momentos que hemos vivido, las pérdidas que hemos tenido y las nuevas incorporaciones al show. Se abre el telón, es hora de volver a actuar. 

Sola y perdida

Siempre sola. Sola perdida en mis pensamientos. Sola interna en mi habitación. Sola rodeada de recuerdos. Sola entre canciones. Sola ante el dolor. Sola mirando a la nada. Sola intentando entender. Sola sin alguien a quién dar cariño. Sola y perdida. Perdida en un mundo de mentiras. Perdida en un mundo cruel. Perdida en un mundo cobarde. Perdida en un mundo irreal. Perdida en un mundo donde el amor ha pasado a un segundo plano. Perdida en un mundo superficial. Perdida en mis pensamientos. Perdida buscando mi lugar. 

Me siento perdida. Perdida entre la multitud, perdida en los sentimientos, perdida en la vida. 

Noches de ojalás

Una noche más, mi almohada se empapa con mis lágrimas. Ojalá poder escapar de este mundo. Ojalá poder empezar una nueva vida, en un lugar lejano, con personas diferentes, sin nadie conocido, con todo y todos por conocer. 

Hoy es uno de esos días en los que solo tengo ganas de llorar. Uno de esos días en los que no sé lo que digo, lo que escribo, lo que pienso, y mucho menos, lo que siento y lo que quiero. Hoy es uno de esos días, pero ¿qué días? 
Me arriesgaré a decirte que te quiero, aun siendo yo quién pierda esta partida. Quisiera alzar mi voz al viento, reír, llorar y amar contigo. Recorrer el mundo de tu mano y luchar cantando. Huyamos al mundo de los sueños.
Sensibilidad a flor de piel. Esa sensación que va conmigo siempre. Del todo por el todo. Nada que decir, nada que sentir.  Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de mí. No escuches, los raros son ellos. De los que aman sin poder amar. Que la vida es más si la quieres compartir. Recuerdo que solías jugar a mirarme hasta que salía el Sol. Fui solo una más de cientos. Un billete de ida para huir de la rutina.

Trece.

Cerrar la maleta y salir hacia la estación. Por el camino estás repleta de ilusión, amor que ofrecer y ganas. Ganas a secas. Llegas a una ciudad en la que estuviste hace hace tanto tiempo, cuando apenas tenías un par de años. Bonito reencuentro, piensas. Te esperan grandes momentos en esa maravillosa y bella ciudad. Te vas a dormir con una gran sonrisa y despiertas con otra mayor aún, sin saber que el día no acabará como esperabas. Vuelves a ver después de mucho tiempo a una persona especial para ti, todos cantáis acompañados de una guitarra y la espera os une de una forma extraña. Al caer la noche llegan las lágrimas, la tristeza, la desilusión y nadie os da una explicación. El lugar está repleto de policías que dicen no saber nada. Nadie tiene una respuesta de lo que ha ocurrido, nadie tiene un porqué. Vais de un lado a otro buscando respuestas. Nada. Mañana será otro día, piensas. Las horas pasan y tu mente sigue en aquél lugar infernal. Logras alcanzar algo de paz. Risas en familia y paseos por la ciudad. Ya queda poco tiempo y lo has de aprovechar. Entras a la habitación, vuelves a alistar la maleta para la vuelta y te despides con desgana. "Hasta pronto, Granada", susurras al viento. Subes al autocar y miras por la ventana las sombras pasar imaginando bellas historias que nunca contarás.

Abrázame antes de irte a dormir. Despiértame con un beso. No me dejes pasar frío. Aliméntame con tu amor. Contágiame tu olor. Permíteme ser el motivo de tu sonrisa. Deja que te colme de amor. Ahuyentemos el dolor.

Ya no estás

Vuelve a sonar esa canción que te gustaba tanto. Y la canto a pleno pulmón, pero ya no escucho tu voz tarareando. Y miro a todas partes, y te busco sin descanso. Pero ya no estás, debería de hacerme a la idea de que no volverás.

Vis a vis

Qué bonito mirar la sombra que hacen las rejas

mientras meto las orejas en el centro de tu andar,

si el mundo está del revés habrá que buscar cordura

y una pizca de locura para saber quererte más.

Ayer te escribí una carta, hoy te escribo esta canción,

mañana tenemos cita donde le roban tiempo al amor. 

Volaremos sin movernos y donde haya que firmar

me haré una pequeña herida con sangre que abarca el mar, 

para dejar por escrito que no voy a abandonar

y ponerle sangre al grito de los que aman sin poder amar.

[...]

Esta voz no hay quién la calle, ni la pared ni el cristal.

Fuera se te echa de menos, anda llorando la libertad.

Y después nos dejaremos si nos queremos dejar

a ellos nunca les dejamos, sus cadenas son de sal.

Y una sal que se deshace con más lágrimas de sal

de tu quejido y el mío en vis a vis quincenal.

[...]

- Leiva