Todos los domingos del año (exceptuando los de los meses de verano) ensayan en el pequeño patio de la escuela 'Pequeño Costalero'.
Tanta dedicación, ganas, fuerza de voluntad... que se ven reflejadas en este día.
Cada año el capataz termina más orgulloso si cabe de sus pequeños costaleros. En este día aprendices de capataz, chicos de entre unos 16 y 20 años son los que van dirigiendo a esos costaleros.
Este año, uno de los chicos, Gonzalo, decidió no sacar a la vigen y habló con el capataz para meterla. Todos pensábamos que sería así hasta el mismo momento de entrar, en el que salió de debajo del paso y no le dejaron entrar. Lloraba desconsoladamente por no poder entrar de rodillas a casa a su virgen. Cuando ya estaba dentro, otro de los chicos, Luis (mi primo) habló con el capataz para volverla a sacar y meter para que Gonzalo lo pudiera hacer también. Gonzalo se secó las lágrimas y allá que fue.
Sin duda, ver a un niño de unos 10 años llorar desconsolado por no estar debajo del paso ni a la salida ni a la entrada, toca a cualquiera.
Acaban cansados, con dolor en el cuello y en las rodillas de sacar y entrar el paso de rodillas. Pero sus ganas, su pasión por ello, hace que no les duela.
Pequeños costaleros, grandes ganas, gran talento. PEQUEÑO COSTALERO.
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