¿Y si me faltan las ganas?

Todos tenemos momentos de flaqueza, solo que unos más que otros. Con el tiempo, aprenderás a superarlos.

«Deja que tus sueños vuelen alto»

Desde el primer día tu mirada me resulta familiar. 
Sonrisas y miradas a espaldas de los demás. 
Tu mirada de adolescente enamorado te delata, y dejaste de serlo hace tiempo.
Aquella fría mañana me sonreíste, ese pequeño gesto alegró mi día. 
Tu voz acaricia mis oídos, tus labios incitan a los míos, mis manos acarician tu pelo.
Nos dejamos llevar por la locura. Esto no está bien.
Patinamos sobre hielo, tomamos café, chocolate con churros y vimos películas que ya nadie ve.
Paseos nocturnos, pasión reprimida, besos robados y miradas pícaras.

Cuando estés arriba, recuerda que un día estuviste abajo. Y mientras caminas, disfruta del momento. Porque ese momento, no se repetirá nunca. Y cuando alcances la cima, entenderás que todo el esfuerzo ha valido la pena. Porque las vistas desde ahí arriba, son maravillosas.

¿Cuánto tiempo hace que no te duele el estómago de tanto reír?

Puertas

De niños nos decían que no abriéramos la puerta a nadie, y aún así, en numerosas ocasiones la abríamos, temerosos o entusiasmados, sin tan siquiera mirar o preguntar quién es. Pero cuando se trata de la puerta de nuestro corazón, no es tan fácil abrir. Hay quién, tras una mala experiencia, decide tapiar su puerta sin esperar que algún día alguien derribe ese muro. Otros que la cierran a cal y canto, contra todo aquél que quiera echarla abajo. Y hay personas que, siguen abriendo sin mirar, olvidando cerrar la puerta al pasar.

Hace tiempo todo se tornó gris, parecía no haber salida y las nubes tapaban el sol y las estrellas. No había luz, solo quedaba oscuridad. Lentamente las nubes se fueron disipando, el sol comenzó a brillar en lo más alto y las estrellas a decorar el cielo nocturno.

 

Donde el cielo pasa de azul a rosa...

Y si cierras los ojos puedes verte allí, diminuta a la caída del Sol mirando al horizonte donde el cielo pasa de azul a rosa, mientras sientes cómo el mar moja tus pies y la suave brisa juega con tu pelo. Un leve suspiro escapa de tus labios. La nostalgia se apodera de ti. Le buscas con la mirada, ahí está, observándote de lejos sentado en la ya fría arena. Sonríes, él te devuelve la sonrisa. Te sintes libre;

Que no todo es blanco o negro, que es mejor ver el vaso medio lleno y disfrutar salga o no el sol.

"¿Sabías que cuando un pingüino encuentra pareja, permanecen juntos toda la vida?"

Soy licenciada en cometer los mismos errores una, otra y otra vez  de forma permanente. Te quise ayer, te quiero hoy y te seguiré queriendo mañana, y eso es algo que, aunque me cueste admitirlo, probablemente no cambie hasta que el mundo deje de girar. Doloroso, ¿verdad? Tú allí, yo aquí; yo con mi vida, tú con la tuya; tú por tu camino, yo por el mío. "Se separaron y tomaron caminos opuestos, pero olvidaron que el mundo es redondo". 

Algo dentro de mí me decía que estaba despidiéndome de ti para siempre, que no te volvería a ver, que no volvería a abrazarte, a rozar tu piel, a perderme en ti... era demasiado feliz en ese momento, ignorar esa sensación parecía la mejor opción. Será que nunca nos gustaron las despedidas

Después de mucho tiempo cavilando, he llegado a la conclusión de que puede que seas tú, pero este no sea el momento. Quién sabe, puede que como dijo ese alguien, nos volvamos a encontrar y que, en esa ocasión, caminemos juntos en la misma dirección.





"¿Sabías que cuando un pingüino encuentra pareja, permanecen juntos toda la vida?"

Sé que querer es poder, y que si quiero, puedo, pero no estoy segura de si realmente quiero. Por lo que no puedo.

J.

La otra noche la luna se coló en mi habitación. Me recordó cómo, aquélla noche de lluvia y pasión, nuestra historia comenzó. Me relató los pocos momentos que juntos hemos vivido y cómo se detiene el tiempo cuando estoy contigo. 
Al despertar, encontré un mensaje tuyo en el buzón y la sonrisa perdida regresó. Y fue ahí, justo en ese momento, cuando entendí que eso que sentía era amor.

 Ya tus besos no me desarman, ya tus caricias no ponen a mi piel en guardia.

Puede que cuando vuelvas yo ya no esté, puede que me haya ido y no vaya a volver. 
Puede que ni siquiera te tomes la molestia de volver. 
Puede que sea yo quién salga en tu busca, y puede que cuando te encuentre me esconda en las sombras y, desde allí, te observe. 
Puede que te eche de menos o puede que no me acuerde de ti. 
Puede que te escriba, puede que te escriba y no le de a enviar. 
Puede que me olvides y no me quieras más, o puede que me recuerdes y me pienses en ese lugar. 
Puede que todo acabe, puede estar cerca el final.
Puede que no volvamos a vernos, o puede que dentro de un tiempo nos volvamos a encontrar.
Puede que esto que ahora o tal vez un día sentimos, no nos abandone nunca. 

Cincuenta y dos

Cincuenta y dos días de amor. Cincuenta y dos días de sueños en común. Cincuenta y dos días rompiendo esquemas. Cincuenta y dos días de "sí se puede". Cincuenta y dos días de nuestro primer beso. Cincuenta y dos días de "mi mundo preferido". Cincuenta y dos días atrás se cruzaron nuestras miradas. Cincuenta y dos días de muchas primeras veces. Cincuenta y dos días de pequeños momentos. Cincuenta y dos días desnudas nuestras almas. Cincuenta y dos días de piel erizada. Cincuenta y dos días contigo.

Puede que quiera volver a perderme en la inmensidad de sus ojos, puede que quiera volver a fundir mis labios con los suyos, puede que quiera. Puede que quiera volver a rozar su piel, puede que quiera revivir aquellos días de verano, puede que quiera. Puede que lo que un día no tuvimos, no terminara.

¿Y la clave de la felicidad?

"La clave de la vida es la felicidad". ¿Y la clave de la felicidad?, ¿Qué hay de ella? La felicidad es efímera, dura solo un instante y cuando quieres darte cuenta, ya se ha ido. La felicidad se mide en momentos. Momentos de felicidad como cuando gané esa entrada VIP hace un par de años, como cuando vi a mis primos recién nacidos por primera vez, como cuando me dijeron que eligiera el nombre de mi hermana (en aquél momento me sentí mayor, qué responsabilidad tan grande. Ese pequeño gesto significó mucho para esa niña de tres años sonriente); momentos de felicidad como cuando abrazas a alguien a quién hacía tiempo no veías, como cuando le tengo cerca, como cuando cruzas la meta. La clave de la felicidad no existe, la felicidad se encuentra en los pequeños momentos y ni siquiera, en ocasiones, somos capaces de distinguirlos. 

Complicada.

No pretendo que me regales flores o me traigas el desayuno a la cama, pretendo llenarte de mimos y darte mucho amor. Que esta historia nuestra, dure lo que dure, sea bonita y siempre la recuerdes. No quiero que sufras, no quiero hacerte daño, perdona si algún día eso ocurre.
Soy complicada. Mucho. Y tiendo a volver loco a todo el mundo, ni siquiera sé lo que quiero. Sé que más pronto que tarde te hartarás de mis cambios de humo y de mis cambios anímicos, de mis llantos y de mi mal humor. 
Te quiero y quiero estar contigo. 

 Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no soltarte jamás  - Mario Benedetti

Quiero

Hay tantas canciones que quiero dedicarte, tantas cosas que quiero hacer contigo, tantas citas que quiero leerte, tantos momentos que quiero compartir contigo, tantas palabras que quiero decirte, tanto el amor que quiero darte. 

Y volver a ser pequeña, jugar con las palomas, con el viento, con el agua. Y volver a reír todo el tiempo y solo llorar por haberme caído. Cuando éramos pequeños queríamos crecer y ahora yo, a dieciocho días de cumplir veinte, no quiero seguir creciendo. Peter, ¿dónde te has metido? ¿Es ya demasiado tarde para ir contigo?

Prólogo

Esta noche, mientras observo la lluvia caer desde le ventana, pienso en ti. Pienso en ti y en cómo sería caminar contigo bajo un manto de lluvia compartiendo paraguas. Y en cómo sería escuchar la melodía de la lluvia juntos desde la cama, y en cómo me abrazarías si cayera algún relámpago protegiéndome del miedo. Pienso en ti, pienso en nosotros, pienso en la historia que no existe todavía: en esta historia que está a punto de comenzar.

Qué bonita la vida

"Qué bonita la vida

Que da todo de golpe

Y luego te lo quita

Te hace sentir culpable

A veces cuenta contigo 

A veces ni te mira

Qué bonita la vida..."

Qué bonita la vida, de Dani Martín. Una de esas canciones que, según el momento de tu vida en que la escuches, te hace sonreír o te hace llorar. O, al menos, causa ese efecto en mí. Pocas canciones tienen tanta razón como ésta, todo lo bueno viene junto, y luego, de repente, todo lo malo del tirón. Nacimientos y muertes, risas y llantos, felicidad y tristeza, emoción y dolor... Vida que ofrece una de cal y una de arena, vida que raciona lo bueno y lo malo, que a veces trae todo de golpe y que otras te hace esperar sentado. Vida que dura lo que dura, vida que solo hay una.

Rompamos esquemas, seamos raros juntos, escapémonos a algún lugar donde admirar el paisaje abrazados, comámonos a besos, extingamos la distancia, riamos, bailemos, cantemos, amemos, aprendamos, lloremos, viajemos, durmamos, cocinemos, [...] juntos.

Nuestro último baile

Sonaba El Canto Del Loco, yo te observaba cocinar desde el sofá entre risas. Tu torso desnudo me invitaba a tocarlo. Dejé de cantar, sigilosamente me acerqué a ti por detrás y te abracé. Empezamos a reír, cantar y bailar por la cocina y el salón. Nuestros latidos cada vez más rápidos y fuertes, nuestras ganas de amarnos aumentaban de forma escandalosa. Caímos al sofá y, allí, con La suerte de mi vida sonando, nos amamos.

Sálvame de este frío

Siento frío. Frío que probablemente proceda de mi corazón. Me ahogo sin este frío, pero me congelo sin ese calor. Sálvame de este frío personal, sálvame de esta oscuridad, del no saber ni dónde estoy, del no saber estar sin ti.

No es lo mismo

No es que no te recuerde, que te recuerdo, es que me haces daño. No es que no te quisiera, que te quise, es que ya no te quiero. No es que no te piense, que te pienso, es que ya no te pienso del mismo modo. No es que no leyéramos el mismo libro, que lo leíamos, es que tú preferiste cambiar de libro.

Tal y como vino, se fue

Me encuentro a 270 casillas por delante de ti, creíste ganar el juego sin pensar en que remontaría dando la vuelta a la partida. Juntos cantamos, cocinamos, comimos, cenamos, dormimos, desayunamos, amamos... pero sobretodo, jugamos. Jugamos a amar y ser amado, sin pensar en que uno de los dos saldría escaldado. Tu turno, tira el dado. Ahora avanza. Esta partida que nunca debió comenzar, parece nunca acabar. Mi turno, tiro el dado. Barrera, no puedo avanzar.