Tus falsos "te quiero", tus besos, tus caricias... todo fue un juego, un juego en el que tu eras el único jugador, yo solo era un monigote que utilizabas a tu antojo. Pero llega el día en el que me doy cuenta de que sigues pensando en ella. Era algo que quise pasar por alto, pero era consciente de que eso me estaba haciendo daño.
Reconoces que sigues estando enamorado de ella, que quisiste pero no pudiste sentir lo mismo por mí. Y es en ese momento cuando me di cuenta de que todo lo vivido no significó nada.
Pensé que serías tú el que me despertara cada mañana con un "buenos días princesa", sin embargo, es otro el que duerme al otro lado de mi almohada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario