Un fuerte olor a lluvia inundaba la habitación. Como banda sonora, el sonido de la lluvia acompañada por truenos y relámpagos. A cada rato una especie de flash iluminaba la estancia. Ajenos a todo aquello, ellos se miraban con pasión. Los tímidos besos se convirtieron en pasión. Se perdieron el uno en el otro en aquel rincón. Suspiros acabaron en gritos de placer. Se dejaron llevar hasta vencerles el sueño al amanecer.
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